Si hay algo que todos tenemos claro es que lo que aprendemos de niños lo trasladamos a la vida adulta. ¿Cómo sería esta actual sociedad si desde niños en los colegios, se apostara por el trabajo en equipo y no se fomentara el individualismo?
Los niños pueden ser egoístas pero también generosos, sinceros y sobre todo, puros y aprenden y absorben ideas como esponjas. ¿Por qué no aprovechar esos años para que comprendan que cuando realizan tareas en grupo, todo va mejor? Que si bien, los líderes son positivos, la realidad es que éstos no existirían sino fuera por cada uno de nosotros que somos sumamente importantes.
Al hacernos mayores, el individualismo se incorpora en nuestro pensamiento, en nuestro comportamiento
El trabajo colectivo es una ventaja empresarial
Hay momentos en los que comenzamos a darnos cuenta de que algo ha cambiado desde que éramos niños y compartíamos juegos y tareas. Hasta pedir apuntes a un compañero en la universidad, puede convertirse en un motivo para la discusión.
No digamos en el mundo de las oposiciones, donde la competitividad es muy alta. Pero en el caso de las empresas, ¿cómo podemos aspirar a que los trabajos, los proyectos lleguen a buen puerto si no existe una cohesión entre el grupo?
Las empresas tienen que conocer a sus empleados y viceversa
Las estructuras jerárquicas matan la inspiración, las ideas, la creatividad…, cuando la finalidad debería ser trabajar codo con codo. Los roles deben existir, por supuesto porque si no el caos se apoderaría de la empresa, pero la autoridad, el jefe de toda la vida, el que prefiere no contar con la opinión de nadie, si no se parece a la suya… ése, es el que acaba con el trabajo colectivo.
Al llegar a la empresa hay que seguir aprendiendo
El trabajo colaborativo se debe incentivar desde la educación
Cuando me quedé embarazada, leí “Un regalo para toda la vida” en ese libro podías leer cosas como: “Para ser madre hay que estudiar” hacer algo más a la hora de la crianza. Y en ese momento pensé que se debía continuar con esa idea en la escuela.
La misma educación que se da en las casas es la que se debiera continuar en el colegio. De nada sirve que desde bebés a los niños se les inculque que tienen alas y pueden volar, si luego se las cortan.
En las empresas sucede lo mismo, por lo que es tan importante lo que comentaba sobre que tienen que conocer a sus empleados. De hecho, existen pruebas para catalogar la personalidad de cada uno. Cuántos chavales han quedado en el olvido o son invisibles respecto a un talento porque nadie supo verlo.
¿Conocéis a Carlos Jean? Nadie supo detectar que era un hombre talentoso. De ahí que sea fundamental aplicar esos test que evalúan a las personas para averiguar sus competencias y conocerlas mejor. En absoluto es una pérdida de tiempo, al revés, con ellos evitaremos conflictos futuros entre compañeros, y a la vez, detectaremos en qué puesto puede rendir mejor una persona.
A nivel personal, es algo que suelo aplicar con mi equipo. No sé si llegará el día en el que el modelo de aula abierta para trabajar por proyectos se aplicará en todos los colegios. Porque de esa forma, estaremos formando y educando a hombres y mujeres que se criarán bajo el mejor lema: respetar a los demás.
¿Has hecho algún test de competencias? ¿Qué te han parecido?