Hay cosas que damos por hechas, pero las vacaciones pagadas hace siglos eran una quimera. Ni siquiera se podía imaginar. Mucho menos llegar a pensar que sería algo normalizado en el ámbito laboral. Nuestros bisabuelos o abuelos no podían concebir que te pagaran sin trabajar. Así que las vacaciones pagadas son un logro más de los derechos del trabajador.
El ocio remunerado es un fenómeno relativamente reciente como ya he comentado, ¿pero cuándo y quién dio ese primer paso para lograr algo tan justo?
«Las primeras demandas de días libres pagados -según Francisco Javier Capistegui, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra- tienen lugar en Alemania a mediados del XIX, pero habrá que esperar al siglo siguiente para que esa aspiración cobre cuerpo».
Fue el 7 de junio de 1936 cuando el gobierno francés del Front Populaire -Frente Popular-, dirigido por Leon Blum, firmó unos acuerdos con los sindicatos que marcarían un antes y un después en la conquista de derechos sociales de la clase trabajadora. Entre otras, la jornada laboral de 40 horas y las primeras congés payés, vacaciones pagadas.
Ese mismo verano, los franceses disfrutaron de dos semanas que aprovecharon para ver por vez primera el mar, disfrutar del sol o ir al campo. Tras la Segunda Guerra Mundial, el fenómeno se extendió hasta llegar, en los años 60, a la explosión del turismo de masas.
La constitución española de 1931, en su artículo 46 estableció las vacaciones anuales remuneradas. Eso significaba cobrar una semana sin haberla trabajado. Era una declaración en expectativa de derecho no efectiva, como pasa en la actual Constitución, que proclama el derecho al trabajo y a la vivienda digna, y esto hay que llevarlo a la práctica.
Derecho al descanso remunerado y la ONU
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas, en el año 1948, se establece en su artículo 24 que toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a vacaciones periódicas pagadas.
Por lo tanto, ver playas abarrotadas, hoteles repletos y trabajadores descansando treinta días al año es fruto de lucha por un derecho lógico. Echar la vista atrás y observar cómo la gente protestaba por no seguir comportándose como una máquina, trabajando todos los días de la semana sin las merecidas vacaciones, resulta digno de aplauso y me quedo corta.
Aunque hoy día los autónomos también lo tienen complicado para poder sumar siete días para desconectar y disfrutar de unos días sin trabajar, también lo pueden hacer, eso sí, algunos con mucho esfuerzo y sacrificio.
Vacaciones laborales es sinónimo de mejora de la productividad
¿Cómo va a rendir igual un trabajador que apenas descansa? Necesitamos alejarnos del trabajo precisamente para luego hacer y cumplir con nuestras obligaciones, mejor. No siempre es fácil porque existen los adictos al trabajo, y como comentaba, algunas personas que sólo descansan unos días al año.
Pero sea como fuere, por nuestra salud, por nuestro negocio, por nuestro rendimiento, deberíamos hacer el esfuerzo de no hacer nada aunque esto no conlleve viajes exóticos, ni visitar otros países, desconectar es algo tan beneficioso como sencillo.
¿Y tú, cuántos días tienes de vacaciones?