Cuando tenemos a una persona delante, es como tener una pieza de un gran puzzle. Podemos segmentarla por su edad, sus estudios, por la ciudad en la que vive, etcétera. Pero en muchas empresas han comprendido que existe una variable que ayuda a reconocer el talento: la actitud.
El talento intergeneracional va de la mano de una predisposición que no entiende de edades, ni de género. No hay nada más enriquecedor a nivel profesional que contar con puntos de vista diferentes que provengan de personas con personalidades antagónicas.
¿No sería el mundo un lugar muy aburrido si todos fuéramos esterotipos?
El edadismo, un problema para los mayores de 45 años y para la empresa
Cuando pensamos en un emprendedor, a la mente nos vienen conceptos como ‘millennial’ o Generación Y o incluso la Z, pero la X parece no tener cabida. ¿Cuando cumplimos los 39 de repente nos extirpan la creatividad?
Suena a broma o a chiste malo, pero es cierto. Desafortunadamente, hay organizaciones que miran de reojo a una persona pasados los 40 años, y eso da para pensar. ¿Las organizaciones sólo pueden estar formadas por hombres y mujeres hasta los 39 años?
No olvidemos que a partir de esa edad se ha instalado en el imaginario colectivo que aparece la desgana, la comodidad, poco interés por aprender…
Eso es inexacto porque una persona con la creatividad desarrollada (pensemos en un músico, escritor, actor…) no deja de serlo a los 70 años, ¿por qué sí ocurre entonces en el mercado laboral? ¿Por qué no se bucea entre el talento de otras generaciones?

Será todo un honor participar en el Congreso People & Business el próximo día 26, organizado por Miguel Ángel Pérez Laguna porque él tiene muy claro que las empresas están formadas por personas, de hecho, está al frente del proyecto Humanos en la Oficina, y lo que más destaca es la conexión real que debe existir entre los miembros de una empresa si quiere funcionar al 100%.
La diversidad funcional y el talento que brilla y mucho
Si entramos en este terreno, puedo poner como ejemplo a Yohumanize, una consultora de Responsabilidad Social y Centro Especial de Empleo donde hay cabida para todas las letras de las diferentes generaciones: X, Y, Z… e incluso combinaciones muy atractivas: diversidad cultural, diversidad funcional + X, Y…todas las letras del abecedario.
Al final, si sacudimos las etiquetas sólo nos queda lo más importante: qué tiene que aportar esa persona a mi empresa para que brille más. Para que destaque gracias a esas ideas que vienen con nombre y apellidos. Pero no con un sello que diga que es X,Z o si hay una diversidad funcional en él o ella.
La actitud, una vez más, hace acto de presencia en este otro tipo de talento. ¿No es maravilloso contar una persona que todos los días tiene que superar mil obstáculos?
Sí, por una simple razón, esa persona es un luchador o una luchadora que sabe que a diario las cosas no son fáciles pero no se queja y se ocupa de solucionar lo que para los demás es un gesto mecánico.
El talento emocional es importante y de mucho peso en un equipo de trabajo. ¿Y si hablamos de diferentes culturas? Igual. Será que yo sólo veo personas. Y lo que me interesa y me gusta de ellas, es aprender y comprobar qué pueden aportar.
En un mundo ideal, sólo pondríamos el foco en lo que ofrece una persona, en esa habilidad de la que carece la que está a su lado. Pero para llegar a ello, antes deberíamos barrer las ideas preconcebidas que nos inculca la sociedad desde que somos pequeños, bienvenido sea el talento intergeneracional.
¿Y tú, qué opinas sobre el edadismo o la diversidad funcional en la empresa?